“Niños Disney”. Manuel Sánchez, Europa Sur, 20/11/22
Con ocasión de la visita turística que en 1988 realizaron los reyes de España a las lejanas tierras de Oceanía, la reina, gran amante de los animales, no pudo resistirse a la tentación de tomar entre sus brazos, como si fuese un bebé, a un pequeño espécimen de koala (exótico marsupial cuyo aspecto recuerda mucho a un osito de peluche). Desafortunadamente tan idílica como enternecedora imagen perduró tan solo unos segundos, justo el tiempo que tardaron los parásitos que albergaba el koala en su tupido pelaje en saltar a la inmaculada piel de nuestra soberana para provocarle, como poco, una desasosegante picazón. Doña Sofia experimentó sin proponérselo la consustancial ambivalencia del animal: la ternura que transmite su angelical aspecto y la cruda realidad de su condición salvaje. Gracias, en gran parte, a la factoría Disney la gente ha cambiado la precepción que antaño se tenía de los animales. Desde pequeñitos nos hemos acostumbrado a la "humanización" que los dibujos